Amor, Enamoramiento y Deseo
Ángel tenía algún tiempo saliendo con Sofía, se habían conocido a través de un amigo, y desde el primer día sintieron una especie de flechazo, cada miercoles en la tarde Ángel pasaba por el trabajo de Sofía y la invitaba a tomarse un café, mientras charlaban entretenidamente acerca de lo agobiante de su semana, y algunas miradas se escapaban entre sonrisas intencionales. En las noches Sofía no soportaba y escribía poemas de amor hacía ese hombre que para ella era todo lo que deseaba, cada vez que estaba con el, o tan solo al oir su voz, sentía como si flotara en una nube, y el corazón latía desesperado con tan solo un toque.
Suena el despertador, y Sofía despierta, su rutina cómo todas las mañanas, se para y prepara el café, enciende el televisor, una periodista habla acerca del deprimente estado de la política en el país; mientras, prepara el desayuno, alguién se acerca detrás, es Marco su esposo, le da un beso en el cuello, y se sirve una taza de café, conversan acerca de lo atareado que han sido estos últimos días, recuerdan la época de novios, se desvisten y toman un baño juntos, nada podrá terminar el amor que Sofía siente por el, ni si quiera la más lujuriosa de todas las tentaciones, pero ella posee ese instinto natural, rasgo infiel, una intensa necesidad de sentirse enamorada como la primera vez, esa nube, en la que ya no vuela con Marco, porque tienen los pies bien puestos sobre la tierra, una casa, dos hijos y cuentas por pagar. Pero aún así ella lo ama, y sabe que es algo recíproco.
Marco estaba algo trasnochado, y mientras tomaba el café con su esposa, recordaba; la noche anterior había salido solo a beberse unas copas a un bar cerca de su casa, ahogando el estrés en alcohol (varias copas), y mientras fumaba un cigarrillo, un hombre se acercó a el, tendría unos cinco años más, pero en apariencia se veía incluso más jóven, bien parecido, y con un "je ne sais pas" que atraía las miradas hacía el, despacio acercó su boca a la oreja de Marco, y después de eso se dirigieron al baño del local, entre piel y labios, las gotas de sudor caían como extracto de un momento animal y de locura, producto del simple deseo, de un deseo irracional, animal y desmedido que ardía en el interior de Marco. Fue un momento fugaz, una explosión hormonal, pero nada más que eso, sin conexión emocional, sin la necesidad de tomar café con el los miercoles en la tarde flotando en una nube rosa; sin largos años durmiendo juntos, ni criar dos hijos, en una casa y pagar las cuentas, sin tan si quiera conocer su nombre, un instante, tal vez producto del alcohol, pero consecuencia del instinto desinhibido.
"Amor, enamoramiento y deseo, tres contextos diferentes que se entremezclan en una sola vida".
"El ojo del huracán es el lugar donde todo está más calmado, aunque la turbulencia acecha 360º" la publicidad es interesante tanto mala como buena, y más aún si la incertidumbre permanece latente jejeje.
Suena el despertador, y Sofía despierta, su rutina cómo todas las mañanas, se para y prepara el café, enciende el televisor, una periodista habla acerca del deprimente estado de la política en el país; mientras, prepara el desayuno, alguién se acerca detrás, es Marco su esposo, le da un beso en el cuello, y se sirve una taza de café, conversan acerca de lo atareado que han sido estos últimos días, recuerdan la época de novios, se desvisten y toman un baño juntos, nada podrá terminar el amor que Sofía siente por el, ni si quiera la más lujuriosa de todas las tentaciones, pero ella posee ese instinto natural, rasgo infiel, una intensa necesidad de sentirse enamorada como la primera vez, esa nube, en la que ya no vuela con Marco, porque tienen los pies bien puestos sobre la tierra, una casa, dos hijos y cuentas por pagar. Pero aún así ella lo ama, y sabe que es algo recíproco.
Marco estaba algo trasnochado, y mientras tomaba el café con su esposa, recordaba; la noche anterior había salido solo a beberse unas copas a un bar cerca de su casa, ahogando el estrés en alcohol (varias copas), y mientras fumaba un cigarrillo, un hombre se acercó a el, tendría unos cinco años más, pero en apariencia se veía incluso más jóven, bien parecido, y con un "je ne sais pas" que atraía las miradas hacía el, despacio acercó su boca a la oreja de Marco, y después de eso se dirigieron al baño del local, entre piel y labios, las gotas de sudor caían como extracto de un momento animal y de locura, producto del simple deseo, de un deseo irracional, animal y desmedido que ardía en el interior de Marco. Fue un momento fugaz, una explosión hormonal, pero nada más que eso, sin conexión emocional, sin la necesidad de tomar café con el los miercoles en la tarde flotando en una nube rosa; sin largos años durmiendo juntos, ni criar dos hijos, en una casa y pagar las cuentas, sin tan si quiera conocer su nombre, un instante, tal vez producto del alcohol, pero consecuencia del instinto desinhibido.
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Comentarios
Saludos.
Saludos Utopicos.. :):):) te espero.
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