Volver a las Raices (Capitulos 2 y 3)

Capitulo II: Haciendo realidad los sueños

Dos días han pasado desde que Armando gracias a lo certero de su mirada, consiguió un nuevo empleo como el camarógrafo de un documental llamado: Volver a las Raíces, cuyo promotor real era el investigador Ernesto Gómez, eminencia nacional, y reconocido profesor de la Universidad Central de Venezuela, quién ha estudiado la evolución de las etnias indígenas de este país desde hace ya unos 15 años.

Haciendo maletas, tratando de llevar solo lo preciso, debatiéndose entre si meter pantalones largos para evitar la picada de los zancudos, o simples shorts para no morir de calor; Armando nunca había estado en la selva, es más, lo más parecido al monte que alguna vez había pisado era el campo de unos amigos que quedaba a pocas horas de Caracas y que contaba no solo con tendido eléctrico y agua potable, sino también con televisión por cable, mesas de pool y hasta piscina, así que realmente no lo podía tomar como una experiencia valedera.

Madrugando como nunca lo hacía, llego temprano a Maiquetía, y ya todo el equipo del documental se encontraba allí: El doctor Gómez, dos ayudantes, una chica que sería la animadora llamada Lucía, y por último el, quién sería el encargado de condensar el trabajo a realizar en la jornada. La avioneta que a Puerto Ayacucho inicialmente los llevaría esperaba por ellos estacionada como el carro de una montaña rusa que iniciaría para todos el más excitante y aleccionador de los paseos.

Capitulo III: Un Mundo Nuevo

Un clima diferente, donde el olor húmedo de la tierra invade el ambiente, y la frondosidad de los árboles disipa cualquier oportunidad de ver más allá de lo que sabiamente esconden. Luego de unas 2 horas de viaje en avioneta habían aterrizado en el aeropuerto de Puerto Ayacucho, bajaron todas sus pertenencias y el equipo de filmación, y se dirigieron hacia el puerto, ya que debían tomar una canoa, para llegar a su siguiente destino, la aldea indígena.

Unas 3 horas más recorriendo los intrincados brazos del rio Amazonas, que como el laberinto más elaborado, pueden hacer perder a cualquiera que entre sus aguas nunca haya navegado.

- Cuantas horas más faltan para llegar? Preguntaba el desesperado Armando, quién había pasado todo el viaje sentado, y ya no encontraba en que posición ponerse, nadie nunca le dijo que sería fácil o cómodo realizar este proyecto, así que no tenía por que quejarse.

- Ya logro divisar las casas de la aldea, exclamó el Dr. Gómez.

Continuará....

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