La Decisión...

Llegó la joven y mostró ante el un maletin, lo miró fijamente a los ojos como incitandolo a que lo abriera, el rápidamente posó sus manos sobre el cuero, lo destapó, en su interior habia una manta de color azul, la colocó sobre la mesa y la fue desenrrollando despacio como si supiera el misterio que envolvía.

La manta estaba completamente descubierta, y ahora podía verse con claridad los destellos del filoso metal penetrando los ojos del hombre, estampando el sello del temor en su cara, era claro que el conocía la razón por la cual ella estaba allí.

Totalmente impávida la joven solo hizo una mueca, como empujandolo a que tomara una decisión, eso sí, de su boca palabra alguna no salía, no era necesario ya todo estaba dicho.

El nerviosismo lo invadió, la hora había llegado, mientras las gotas de sudor corrían por su frente y en la palma de sus manos, cerró sus ojos para poder pensar con claridad, solo el sonido de su palpitar se escuchaba en el cuarto, era como si el silencio se hubiera apoderado del instante.

Las lagrimas comenzaron a brotar de sus ojos y como un murmullo lejano se podía escuchar No Puedo, un No Puedo que iba tomando fuerza cada vez que lo repetía, hasta que con la poca entereza que le quedaba gritó desgarradoramente: No Puedo.

Por primera vez la muchacha perdió su inmutable tranquilidad, y apretando con fuerza el puño, desprendió de su boca un simple: Has decidido por los dos; se dio la vuelta y se marchó triste pero resignada, ya no había marcha atrás.

Él, ahogado en un pozo formado por la intensidad de sus lagrimas, sollozaba tirado en el piso, solo tenía una oportunidad de decidir, y ya habia escogido.

Gabriel S. Delgado C.
19/10/07

Hoy quiero formalmente quizás no despedirme, pero si comentarles que el lunes comienzo las clases, y ya las cosas no serán igual, volveré a la selva tropical, a recibir gritos, regaños, pero también a ayudar a los demás que su mérito tiene. Como me comentó alguién por ahí, como haces para visitar tantos blogs, pues ya sabían la respuesta eran las vacaciones, y si algo debo decirles es que me gusta alimentarme y crecer leyendo sus palabras, tal vez ahora tenga menos horas para dedicarle a esta actividad, pero les prometo que cada vez que pueda, me sumergiré en esta plácida aventura que es para mí el mundo blog. Se les quiere mucho a todos los bloggers.