Charla con Freud


Y señor Freud qué opina usted? Es que acaso los besos  ya no son suficientes... O es que la boca ha dejado de ser la matriz de mis deseos?. Y mientras tanto los besos, esos que tienen nombre, más no correspondencia dejan de convertirse en accesorios de una noche, o dos, incluso hasta tres. Mirar directo a los ojos, que parecen no tener fin, diluyéndose en el ambar, que les proporciona el sol de las 6 de la mañana, pasando entre las ventanas, entre la ducha, entre juegos y canciones de medianoche, es tan solo una afición pasajera o el nuevo objeto de delirio que esta sensación de pertenencia clama intermitente. Terapia dice? Pero es que no creo necesitarla, ya he vivido muchos años con la locura como compañera, sumido en la fijación al primer contacto que tiene el hijo con su madre... La boca... La misma que alguna vez dijo que nunca volvería a amar alguién, la misma que se sonrie cada vez que te ve llegar, la que recuerda ávida el sabor de la tinta mezclada con saliva. Señor Freud un fin de semana de psicoanálisis era justo lo que necesitaba, para darme cuenta que estoy vivo, y no es gracias a mi boca, aunque, si resulte ser la culpable de estas ganas de besar... con pasión... labios que no me pertenecen... Al menos, no por ahora...

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